Budismo

«Desde el punto vista budista, la vida y la muerte son un todo único, en el cual la muerte es el comienzo de otro capítulo de la vida. La muerte es un espejo en el que se refleja todo el sentido de la vida».El pensamiento budista acerca de la muerte arranca de la historia de los primeros años y juventud del príncipe Siddhârta Gautama. Hijo de un noble del clan de los shâkyas, fue protegido por éste contra cualquier experiencia desagradable y frustrante. Sin embargo, y a pesar de todas las precauciones, el futuro Buddha salió un día del palacio en compañía de su cochero; durante el paseo por un parque, vio «a un anciano tan encorvado como un tejado de dos aguas, decrépito, apoyándose en un bastón y tambaleándose, afligido y en plena decadencia».

En el siguiente paseo tuvo ocasión de observar «a un hombre enfermo, que padecía grandes sufrimientos, caído y revolcándose en sus propios excrementos».Transcurridos unos días, el joven príncipe volvió a salir del palacio en compañía de su cochero y esta vez se encontró con «mucha gente vestida de diversos colores, construyendo una pira funeraria». Todas estas experiencias llenaron al futuro Buddha de perplejidad, desilusión y tristeza. Una vez más, salió a pasear y vio, en esta ocasión: «un individuo con la cabeza rapada, un ermitaño que llevaba un hábito amarillo».

En efecto, en su recorrido por el parque halló a un asceta errante, un buscador de la verdad, que, después de abandonar a su familia, se retira a la soledad del bosque y continúa su senda religiosa como un mendigo. Siddhârta abandonó de inmediato a su familia y su lujoso palacio dedicándose en cuerpo y alma a la práctica de diversos métodos de ascetismo y desapego . 










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